miércoles, 27 de diciembre de 2023

Perdonar a Maria Carolina Durán y Juan Pablo Durán? Jamás

 Una de las cuestiones más desconcertantes para mí de estos dos últimos años ha sido la insistencia por parte de algunas personas de que yo debería "perdonar" la conducta que tuvieron conmigo y con Susana, no sólo sus malvados hijos sino personas del entorno familiar y personal de mi esposa, que superaron con creces los límites de la indignidad

Eso no va a suceder jamás

Me reafirmo en mi convicción de que mi esposa fue muerta deliberada y cruelmente por la acción de unos hijos que la odiaban profundamente y culminaron así un prolongado período de malos tratos, desprecios , humillaciones y vejaciones que culminó con los sucesos que llevaron a su muerte

Como cristiano podría sentirme inclinado a un hipotético perdón. Podría asumir considerar  que las conductas de los hijos de mi esposa hacia ella y hacia mí, con graves amenazas de muerte incluidas,  podrían ser consideradas como una travesura accidental causada por dos adolescentes cuarentones con graves problemas emocionales y adicciones al alcohol y a otras sustancias como disculpa.

Podría disculpar su secuestro en Barcelona para ser llevada a Colombia para ser martirizada hasta la muerte en la casa de su hija, con el aplauso dócil y cómplice de su manipulable hijo y sus hermanas que tanto la despreciaban, sabiendo que ese traslado estuvo expresamente prohibido por la oncóloga que la atendía, y que en esa fecha no tenía tumor activado ni visible que hiciese preveer el desenlace final ocurrido

Podría disculpar el diagnóstico ridículo de la pseudo doctora que la atendió tras llegar a Colombia, con nueve días de retraso, que le determinó un "resfriado común" pese a las promesas falsas de su hijo malvado al Clínic de que tendría el mismo tratamiento médico y de enfermería que en Barcelona

Podría disculpar que la hija decidiese conscientemente y fríamente eliminarle hidratación y alimentación el 25/8/19 para matarla de hambre y sed, en un fallecimiento perfectamente equiparable al de Maximiliano Kolbe en Auschwitz


Podría disculpar, que como me indicó la hermana deficiente mental y semianalfabeta de Susana, Luz Angela, "por el odio" que la familia me tenía, por haber evitado su muerte durante cuatro años y medio por el abandono de sus familiares habían dispuesto "guardias armados con órdenes de Maria Carolina -cito textual- de pararme como fuese", es decir, sicarios armados para matarme a tiros como un perro rabioso como premio y agradecimiento haber salvado la vida de Susana. Por esa razón, ante las amenazas de muerte formuladas por esos monstruos mentalmente disfuncionales no pude estar con mi esposa en sus momentos finales.


¿Perdonarles? 

Ni las peores alimañas se comportan así. Pero así es esa familia moralmente inane que sufrió Susana toda su vida y a la que mendigó inutilmente un afecto que ellos eran incapaces de ofrecerle en su enanismo moral

Ellos fueron su verdadero cáncer.

El perdón nunca llegará. Eso no pasará. De mi parte  no habrá perdón para estos criminales colombianos

No he olvidado que el 15 de febrero 18, mi esposa me comentó explícitamente

"Puedes estar seguro que cuando me toque ir para el cielo, ambos hijos, y recalco ambos, celebrarán mi muerte con una fiesta"

Así fue. La de Maria Carolina se celebró en Cali, en el club de campo Los Arrayanes, donde bailó salsa hasta el agotamiento para celebrar la muerte de su madre cuyas fotos he publicado en el libro

"Pero recuerda lo que te digo. Más pronto o más tarde, ambos y también recalco ambos, acabarán suicidándose"

Ella era perfectamente consciente que ambos hijos, críados en un entorno tóxico con un padre de moral distraida y carente por completo de cualquier forma de valores morales,  hermanastro del archiladrón y narcotraficante Roberto Soto Prieto ,sufren ambos, graves problemas emocionales. Muy probablemente, como Susana me comentó en el caso de la hija una psicopatía más o menos creciente, y en el caso de él una sociopatía también creciente que desembocarán más pronto que tarde en previsibles conductas suicidas, que yo no  lamentaré y espero se produzcan pronto

Soy perfectamente consciente que jamás pisaré el narcoestado colombiano, donde estoy amenazado de muerte por mi maligna familia política. Tampoco tengo interés en hacerlo. El país de los asesinos de mi esposa no merecerá por mi parte el menor afecto por razones obvias  y por ello he vetado cualquier acto en su recuerdo que se realice en él.

 Colombia no se la merecía en vida ni tampoco después de muerta

Pero quiero que quede claro a mis moralmente inanes hijastros de las  graves consecuencias que podría tener si ensucian mi país con su presencia ruin de malhechores colombianos. Aqui ya tenemos bastantes delincuentes para recibir malvados procedentes de Colombia. Si eso sucede. Yo lo sabré. Iré a buscarles y saldaremos cuentas definitivamente. No considero otro trato posible con ellos


No sólo no voy a perdonarlos sino que les pregunto explícitamente como pueden perdonarse a si mismos?.

A las personas se las puede perdonar. Se las puede tratar como hijos de Dios incluso. 


A las alimañas y a las bestias con forma humana no se las perdona. 

Se las destruye

Como afirma Macbeth, "no hay suficiente agua en el océano para lavar las manos manchadas de sangre de los  asesinos" ( y parricidas), como vosotros... 

Con el mal no se negocia. Al mal se le destruye



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