viernes, 3 de enero de 2025

"Crees que me dolerá lo que me harán mis hijos cuando llegue a Colombia?"

 

"Crees que me dolerá lo que me harán mis hijos cuando llegue a Colombia?"


Estas fueron las terribles últimas palabras que me dirigió mi esposa antes de ser llevada a lo que ella sabía que sería su patíbulo, en Bogotá, donde sería maltratada hasta la muerte por sus hijos, dos delincuentes gravemente perturbados  llamados Maria Carolina Duran Peña y Juan Pablo Duran Peña


Personalmente siempre tuve la sensación de que ese día, el 14/8/19 mi esposa había decidido fría y conscientemente abandonarme, en un acto brutal y despiadado de desprecio hacia todo lo que habia hecho por ella en los cuatro años y medio anteriores. Y me dolió muchísimo


Hoy me doy cuenta que eso no es así. Ella era perfectamente consciente que su familia iba a matarla (ya  me lo dió a entender en noviembre 2015)  y que muy probablemene si yo estaba en ese momento en Colombia me asesinarían también. 
Por tanto no fue un acto de traición. Fue un acto de amor. Para salvarme la vida


 La enfermedad  la habia agotado psicológicamente y fisicamente, y más aun su obsesión enfermiza de mendigar hasta la náusea el amor de una familia que la detestaba (por distintos motivos, todos injustificados e injutificables), desgastándose físicamente en una sucesión horrible de viajes a Colombia que sólo le traían más dolor 


Si. Me habrían asesinado fría y despiadadamente. Y quiso evitarlo separándose para siempre de mi


Para salvarme la vida, pero  creo  además que para que yo le hiciese justicia
Justicia ante numerosísimos malos tratos, verbales, psicológicos y sé positivamente que  físicos que habia sufrido de una familia gravísimamente perturbada , que , insisto, estoy seguro no habría dudado en eliminarme para no dejar testigos de sus actos


Por ello quiero justicia. Porque el mal no puede tener la última palabra.

Y esa piara de hampones que tenia Susana como grotesco simulacro de familia son el mal.

 El mal absoluto.  Sin paliativos. Que no merece pacto alguno.  Sólo ser destruido 



Mi esposa merece justicia. Y la tendrá



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