domingo, 29 de septiembre de 2019

Un mes



Ay amorito.
Hoy hace un mes te fuiste.
Sigo echándote muchísimo de menos.

Puedes creer que aunque hace un mes que te fuiste (en Bogotá) aún estás legalmente viva? La embajada de España no tiene constancia alguna de tu muerte, y eso es así porque al equivalente colombiano de nuestro registro civil, la Supernotaría, no les consta que hayas muerto, como tampoco les consta a la Registraduría Nacional de Colombia, donde debería constar el certificado de defunción que habría debido firmar un médico para justificar tu incineración.Tampoco les consta al INSS que sigue pagándote una pensión, que alguien, ya sabemos quien, sigue sacando de tu cuenta bancaria

Ante ello sólo me quedan dos hipótesis, o que realmente no hayas muerto, o que tu incineración haya sido abiertamente fraudulenta, lo que constituiría en la práctica un delito de inhumación ilegal tipificado en España con pena de cárcel


El día de hoy, 29, del mes pasado, fue el más difícil y doloroso de mi vida. Tu estabas, como me decía tu horrible familia agonizando en Bogotá. Fui al aeropuerto, compré un pasaje y cuando ya estaba en la puerta de embarque, tu horrible hermana me dijo por fin las verdades que tu familia había estado ocultando a regañadientes hasta ese momento y que no se atrevían a reconocer mientras tu vivieses. Que me odiaban profundamente y querían, costase lo que costase que yo acabase en una prisión colombiana. El motivo de todo ese odio pavoroso y cruel era muy sencillo de entender. Yo evité que murieras de hambre en la primavera 15, cuando tu familia se desentendió de tí y te 
usto para tener un alquiler pero no para poder comer. Si yo no hubiese aparecido, habrías muerto -de hambre posiblemente- y tus hijos habrían podido hacerse con tus últimos bienes terrenales, un apartamento en la Costa Brava valorado en 140.000 euros que era el gran objeto de su codicia.


Me añadieron una frase que no se me ha olvidado: "Si convences a la policía de que no eres un criminal, te advertimos que tenemos guardias armados en la puerta de nuestra casa con órdenes de enfrentarse a ti y pararte como sea". Así es tu familia. Salvo tu vida y me lo agradececieron negándome la posibilidad de estar contigo en tus últimos momentos y me amenazaron con pistoleros para matarme.

Al dolor de tu pérdida se añadió el rencor que siento ante esa muestra de cruel malignidad de tu familia, que estoy convencido que no sintió en absoluto tu muerte, todo lo contrario.
Ahora estás en un lugar mejor, lo creo y lo sé. Aunque cualquier lugar puede ser mejor que en la compañía de unos familiares que nunca te aceptaron, siempre te rechazaron y hicieron todo lo que estuvo en sus manos para hacerte todo el daño posible.

NO puedo evitar recordar algo que me dijiste hace un par de meses,"si muero y voy al cielo y allí está mi mamá, le diré a Jesús que no quiero estar en el cielo". REcordando todo lo que me contaste sobre las palizas que te dió tu mamá, que te rechazó desde tu nacimiento, no creo que ese sea un problema. Dudo mucho que coincidáis tu madre y tu.


Esta semana se cumplirán tres años de nuestra unión en Andorra.
Han habido demasiadas cosas en contra en estos años, la enfermedad de mi madre siempre demasiado dificil de gestionar, la imposible y permanente hostilidad de tu familia,-que diferente habría sido todo si no hubieras tenido una dependencia emocional tan seria de ellos, gente que en realidad nunca te quiso, como te demostraron demasiadas veces-, y por supuesto el cáncer que siempre estaba allí queriendo tener la última palabra.
Han sido demasiado breves, pero suficientes para decirte, que haberte conocido ha marcado para mi la diferencia entre una vida que quizá no habría valido la pena haberla vivido, y una vida que si ha valido la pena. Tu lo has hecho posible.
Te quiero y te echo de menos


No hay comentarios:

Publicar un comentario