jueves, 30 de julio de 2020

Las cenizas de Susana. El insulto final

Una de las dolorosas muestras del profundo desprecio que tenía personas de la familia de Susana por ella  ha sido lo que ha sucedido con sus cenizas.

Ella en varias ocasiones había manifestado de palabra y por escrito su más rotunda negativa a que

respecto de sus cenizas pasasen dos cosas, que se quedasen en Colombia o que fuesen arrojadas al mar, algo que para ella equivalía prácticamente a ser lanzadas a la basura.

Esto lo manifestó Susana, lo recuerdo perfectamente en abril,-mayo 16, (posiblemente anteriormente también), en octubre 18, cuando yo me ofrecí a hacerme cargo de los gastos funerarios de Susana debido a que sus hijos con toda seguridad estaban decididos a no hacerlo y también por escrito en agosto 19 a su hijo.

Como era de esperar, sabiendo  exactamente cual era su voluntad, -y por supuesto la mía, aunque para la familia yo solo mereciese odio y desprecio- han acabado lanzando las cenizas al mar cerca de Cartagena.

Personalmente me sorprendió, y no lo digo como sarcasmo, que las cenizas no fuesen arrojadas a un vertedero de basuras, , lo que habría sido coherente con el desprecio recibido por Susana, y no sólo de sus hijos.

Su hija por ejemplo ni se molestó en acudir a ese acto, ya que se marchó a Cali para celebrar con una juerga, la muerte de su odiada madre, publicando estas imágenes en redes sociales  para estupor e indignación de algunas amigas de Susana

Una de las personas a las que Susana comunicó su intención referente a sus cenizas fue su hermana Clara Inés, que en abril 16, lo recuerdo perfectamente mantuvo una conversación con su hermana sobre el destino de sus cenizas. Susana le manifestó que tras mis gestiones con la parroquia de Pals para que esas cenizas fuesen despositadas en su cementerio, ella le comentó que prefería que fuesen arrojadas en uno de los caminos de Ronda de la Costa Brava, algo a lo que su hermana se opuso frontalemente ya que le insistió, a mi juicio con muy buen criterio que prefería que esas cenizas estuvieran en un lugar físico donde su familia pudiese rendirles en algún momento homenaje. Recuerdo que cuando se produjo esta conversación estábamos comiendo en el FrescCo de la calle Carme, y hasta podría contar lo que comimos.  Susana siempre me decía que yo tenía memoria de elefante para estos detalles.

 Fue a partir de esa reflexión, muy sensata de su hermana, que Susana aceptó que esas cenizas estuvieran en un punto físico en Cataluña. Su familia lo sabía perfectamente

 Lógicamente ni siquiera tuvieron la decencia de comunicármelo, para tratarme por enésima vez con el desprecio racista con el que siempre se han comportado conmigo, como represalia por haber salvado la vida de Susana de la indiferencia y la desatención de su familia desde 2015,

Esta familia, insisto,  sabía perfectamente de palabra, por escrito y por watsapp que Susana tenía otros planes distintos para sus cenizas, perfectamente hablados con su familia por vez primera en mayo 16  y que consistía en ser depositada en una urna degradable en la cual se encontrase la semilla de un árbol o arbusto, que con Susana ya teníamos escogida. Había varias posibilidades donde colocar esta urna, pero su decisión estaba perfectamente clara y la familia lo sabía.



De hecho una de las gestiones que hicimos en 2017 al respecto tanto con las funerarias Altima y Mémora la llevó incluso a escoger el tono y el color de esa urna, algo que a mi me pareció hasta exagerado, pero que yo estaba dispuesto a respetar en su decisión

Unos meses después a un buen amigo suyo que llegó de Colombia, otro apestado para la familia Peña, le comunicó estas gestiones y no se hasta que punto el detalle de las mismas y se ofreció a abonar el coste de esta operación, algo a lo que yo ya dije que prefería ser yo quien lo hiciera, aunque no supiera muy bien como, para respetar la voluntad de Susana

Irónicamente esta grotesca  farsa se produce simultáneamente al hecho de que Susana legalmente no consta en ninguna parte que esté muerta. El servicio consular de la embajada de España me confirmó el 20  de marzo 2020  que aun no les consta este fallecimiento pese a que Susana entró -supuestamente de forma legal- en Colombia como española el 14 de agosto para desaparecer legalmente acto seguido.  El cerficado de defunción colombiano no fue consignado hasta principios de octubre, como me informó por mail Registraduría, con una fecha presumiblemente falseada de 30 de agosto, evidenciando que Susana fue incinerada antes de la fecha de su certificado de defunción.

La grave irregularidad de ocultar legalmente su muerte probablemente se hizo por parte de la familia para seguir cobrando fraudulentamente su pensión y por pura mala fe, en cualquier momento denunciarme por fraude a las autoridades españolas. Por esto también ya he denunciado a la familia al INSS el servicio español que paga las pensiones que por no aparecer el certificado de defunción español (que no existe) no dejó de abonar la citada prestación durante meses


Muchas risas, para mostrar el desprecio que varias de estas personas sentían por Susana. Veo por ejemplo a la consuegra (abajo) que en diciembre de 2015 le indicó abiertamente en Cartagena que ella era coresponsable de su enfermedad, que voluntariamente "la había escogido" Susana, algo que ella no haría jamás, como corroboró su  hija, ambas de muy pocas luces y demasiada aficion por "el agua con misterio"

Triste simulacro de despedida y patética farsa que debería hacer avergonzar a muchas de las personas que participaron en ella



Y Maria Carolina, en Cali, celebrando con una juerga, bailando salsa la muerte de su madre en el Club Los Arrayanes. (Septiembre 19)
¿A que conmueve su visible desconsuelo por la muerte de Susana?


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