sábado, 23 de julio de 2022

Sucedió hace tres años. Tratamiento negado por sus hijos. Ni olvido ni perdón

Uno de los sucesos para mí más graves de la relación de Susana con sus hijos fue el que causó la negativa de éstos a que su madre aceptase realizar un tratamiento que le fue ofrecido el 15 de julio 19 en el Institut Catalá de Oncología en su hospital de Hospitalet, el Duran y Reynals. Esta decisión, completamente errónea fue una de las causas por las que Susana bajó los brazos ante la enfermedad y se dió cuenta que había perdido la partida... Pero no por causa suya, Y eso me desesperó profundamente

Para entender en que punto estábamos en ese momento, hay que recordar varios sucesos previos:

1) Diciembre 2018, Maria Carolina Duran comunica abierta y formalmente a su madre, y recalcando que hablaba en nombre de ambos hermanos, que desea pedirle que abandone los tratamientos, que se rinda, y que entienda que no va a curarse y deje de luchar por sobrevivir, ya que como ella recalcó "ya no le haces ninguna falta a nadie en este mundo"... Susana se hunde anímicamente ante este mensaje claramente de odio puro y simple. Llegué a temer incluso por su devastado estado de ánimo por lo que verbalizaba que  pudiese intentar suicidarse por ello (hubo tres momentos en los que verbalizó esa posibilidad , en abril 2016, agosto 2017 y diciembre 2018, las tres veces después de graves broncas con sus hjos)

Hay que recordar además que en 2014 en el menos dos ocasiones,  María Carolina llegó a llamar a los médicos del Clinic para pedirles que NO operaran a su madre, contado por ella en su libro, hecho que Susana me confirmó varias veces, blanqueándola como siempre hacía, pero dejándome una sensación de estupor, por que dificilmente es creíble o aceptable que una hija pida que los médicos NO traten a su  madre enferma

2) En mayo 2019 se producen dos incidentes simultáneos: Por un lado, Susana no se presenta a una sesión de quimioterapia que tenía programada. Aparentemente, estaría haciendo caso a su hija y abandonando los tratamientos. Poco después decide, en completa discrepancia con mi punto de vista, realizar un viaje disparatado a Colombia, realizando cerca de 20.000 kilómetros para asistir a la boda de su sobrina, el bunga-bunga de Juanita Reina, por el que la familia le exigió 250 euros,  lo único que valora esa banda. 

Toda la insistencia mía de que ese viaje le resultaría potencialmente grave para su salud  es recibida por Susana con indiferencia. Al parecer, su familia, que tan poco se había preocupado por ella era más importante que su salud.

3) En varias ocasiones pregunté a diferentes oncólogas del Clínic cual sería la evolución a partir del momento en el que ya no hubiera posibilidad de más tratamiento. Su respuesta, la última de las cuales incluso la grabé, indicaba que era previsible que desde ese momento, Susana quedase asintomática durante unas ocho semanas y después de manera lenta pero constante e irreversible, cayese en la etapa final que se podría prolongar aproximadamente unos dos meses más como máximo, entendiendo por mi parte que esa fase final no se produciría de forma fulminante sino progresiva.

A mediados de julio, llevaba diez semanas de su último tratamiento, ya que no había podido realizarlo como consecuencia de un súbito descenso de las defensas. LA última resonancia indicaba que había "algo", pero no en la zona de los liposomas del lóbulo frontal derecho, donde había sido operada, pudiendo tratarse o de tumor o de inflamación. La familia, que no tenía ni la menor idea de la enfermedad de la que se habían despreocupado , éste dato les era completamente desconocido, pese a que consta en las más de cien páginas del expediente médico de Susana en el Clínc, que yo conservo, a las que sumo las del expediente médico proporcionado por la mutua colombiana Emermedica, recibido pese a la frontal oposición de María Carolina

En ese momento, el ICC nos ofrece la posibilidad de participar en un ensayo clínico en el que participaría un número muy reducido de pacientes para probar un nuevo medicamento, el PDR001 en combinación con otro anticuerpo monoclonal, más o menos similar al Bevacizumab, que tan eficaz le había resultado. Además la oferta incluía, aparte de una monitorización muy estricta de su estado, la realización de un tipo más avanzado de resonancia protónica que permitiría salir de dudas respecto a lo que la resonancia tradicional había encontrado, es decir, descartar si tenía tumor reaparecido o era una inflamación, que podía generar una conclusión equivocada de la evolución de la enfermedad, una falsa progresión tumoral que afecta al 30% de los pacientes.

(Diario Médico incluso afirmó en un artículo reciente que esas falsas progresiones alcanzan al 40% de los pacientes)

"Las pruebas de neuroimagen, en concreto la resonancia magnética (RM) y la PET-SCAN, están cobrando importancia para evaluar la eficacia de los tratamientos de tumores cerebrales. Gracias a estas técnicas es posible distinguir las falsas progresiones tumorales que pueden aparecer tras los tratamientos con radioterapia y quimioterapia.
 Hasta ahora con la resonancia magnética (RM) se registraban en torno a un 40 por ciento de pseudoprogresiones radiológicas, mientras que en la actualidad la aplicación de la RM, diferentes técnicas de perfusión y difusión, espectroscopia y PET-SCAN va a permitir minimizar y descartar estas pseudoprogresiones. Entre las diferentes opciones, la RM con técnicas de difusión y perfusión parece la exploración que más podría contribuir a afinar el diagnóstico, aunque todavía no es seguro del todo.
(Fuente)


Personalmente encontré casi milagroso este hallazgo, y sobre todo para descartar si el problema era en aquel momento tumor o inflamación, creí lógico que Susana aceptase inmediatamente. El hecho de que se mantuviese asintomática durante un periodo cinco semanas superior al previsto permitía considerar que no era descabellado pensar que Susana estuviese en ese porcentaje

Para mi estupor, ella en ningún momento se mostró entusiasmada como si no entendiese que quizá era su última oportunidad para salir adelante, y condicionó su respuesta al tratamiento a la opinión de la oncóloga el jueves 18 de julio.

Ésta quedó absolutamente perpleja porque Susana no se decidiese a aceptar el tratamiento.Le insistí que era su oportunidad de sobrevivir pero en es a visita se le ocurrió que fuesen sus hijos los que decidiesen , algoque para mí era poco menos que una aberración. Sus hijos se habían desentendido de la enfermedad, y ahora de ellos dependía si podía o no sobrevivir?

Durante el fin de semana estuve insistiéndole al respecto, pero en vano.Lo peor es que los hijos, ambos, estaban "en paseo" , el hijo en un lugar llamado Popayán y la hija se había llevado (como Susana me comentó abiertamente) a varias amigas a un hotel en Las Vegas con dinero de su empresa, aparentemente de juerga y borrachera

Confieso que no era capaz de entender nada. Lo comentó a varias amigas suyas diciéndoles que sus hijos estaban por hacer "un consejo familiar" entre ellos para decidir si le autorizaban o no ese tratamiento, pero que aún no le habían dado respuesta afirmativa, algo absurdo teniendo en cuenta la reiterada indiferencia que habían mostrado  por la enfermedad. Esa expresión, por ejemplo "consejo familiar" se la dijo explícitamente a una de sus amigas, Cinthya O Valle Isaza 

El lunes 22, con Susana aún asintomática contacté directamente con la doctora que había ofrecido ese tratamiento y le planteé en nombre de Susana que ella aceptaba el tratamiento. Lógicamente la doctora me respondió que esto lo tenía que decir ella y tenía que ser de su propia voz. Cuando se puso al teléfono, la doctora le comunicó que desde el viernes 19, al no recibir respuesta, le habían dado su plaza a un enfermo de cáncer de páncreas

Susana quedó lívida. Prácticamente cuando colgó el teléfono, casi sin tenerse en pie me dijo varias veces "Que he hecho! Dios, he metido la pata!"... Y así había sido

Aquí empezó a caer anímicamente en picado.

Eso sí, sus hijos siguieron de paseo como si nada, indiferentes a la salud de su madre. Si hubiesen permitido ese tratamiento, como mínimo habríamos podido salir de dudas respecto a si estaba sufriendo una posible falsa progresión que le habría dado un vuelco anímico completo en caso positivo, como yo sospecho. Pero sus hijos no le permitieron ese tratamiento. Y ahora nunca sabremos lo que habría podido pasar.

Un mes después, ya en el Clínic, Susana mostró signos de responder claramente a la Prednisona, un desinflamatorio que podría hacer intuir que su problema en ese momento era inflamación más que tumor, pero la disparatadísima decisión de precipitar un viaje absurdo a Colombia (pagado por cierto con dinero robado a la propia Susana a sus espaldas), y en contra de mi criterio y de los médicos del Clínic agravó definitivamente su estado, precipitó una obstrucción venosa que facilitó un accidente cerebro vascular (17 agosto) y su muerte doce días después, el 29 de agosto.

El 9 de agosto, unos días antes de su absurdo e irresponsable viaje, sus hijos, delante de mí, afirmaron y mintieron ante la dra Pineda que "no sabían" nada del tratamiento (Juan Pablo) y la hija dió a entender otro tanto, cuestionando abiertamente ante la dra (vía telefónica) que su madre estuviese en sus cabales para  preguntarle nada acerca de ningún tratamiento. Mala hija....

El  hijo mintió y negó saber nada (yo estaba presente cuando Susana le comunicó telefónicamente la posibilidad del tratamiento en al menos dos ocasiones) debido o a una mentira deliberada o a una actitud que él y la nuera de Susana me comunicaron entre carcajadas en el restaurante del Hotel Andorra Palace el 8 de octubre 16 cuando me dijeron abiertamente que lo que hacían sistemáticamente,  era "decirle a todo que sí (a Susana) y después no hacerle caso alguno". En cuanto a la hija, su capacidad de mentir y de mostrar un desprecio completo por la salud de su madre ya me había quedado más que clara en diciembre 18. Ambos mintieron, porque a ambos la salud de Susana les importaba un pimiento

Con la muerte de su madre, la criminal Maria Carolina tenía pista libre para iniciar su carrera política sin el molesto riesgo de tener que explicar porqué una persona incapaz de asumir responsabilidades hacia su madre enferma durante cuatro años y medio era capaz de asumir responsabilidades gestionando dinero público del contribuyente bogotano, al mando de la Secretaría de desarrollo distrital. Y su hermano podía esperar que cierto  desafortunado "incidente" con un préstamo contraído falsamente a nombre de Susana con la entidad MBNA y por el cual esta entidad quería llevarla a juicio (cuya documentación conservo)  cayese en el olvido.

Y con  Susana muerta todos contentos....

Gracias a sus hijos.

Cuantos años cumples como parricida Juan Pablo Durán?

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