jueves, 5 de diciembre de 2019

Febrero 18. Susana contrae Gripe A

Pocos días antes del fallecimiento de mi madre, el 18 de febrero, murió Rafael Ponce en Bogotá, cuñado de la madre de Susana
.
Ésta quedó devastada por esta muerte. Sentía un profundo agradecimiento a su  familia. Estoy convencido que en los años posteriores a la muerte de su papá, y con una madre de escasas potencialidades laborales y con siete hijos que mantener fue la ayuda de Rafael y su familia la que contribuyó decisivamente a que la familia de Susana saliese adelante. Eso sí, mientras Susana mantenía hacia ellos, en especial a Rafael y su esposa una veneración y agradecimiento absolutos, alguno de sus hermanos no compartían en absoluto ese aprecio, de manera para mí incomprensible. Y por supuesto, como era de preveer Susana tuvo que insistir a sus hijos para que transmitiesen el pésame a su familia... Y no tengo muy claro que lo llegasen a hacer

Poco después, se celebraron las honras fúnebres, en las que la banda del Gimnasio Moderno, el prestigioso centro de estudios bogotano, interpretó en  su honor el Canon de Pachelbel. Personalmente nunca había oido esta melodía tan profundamente europea, que al parecer era una de las piezas favoritas del fallecido, lo que me confirmó algo que Susana ya me había comentado en varias ocasiones, como era su vasta cultura y su  exquisito gusto por la música y el arte. A Susana le enviaron el video de ese acto, y durante semanas lo estuvo contemplando con infinita tristeza y melancolía. Sea como sea Rafael tuvo la despedida digna y correcta que a Susana le fue negada


Justo después del funeral de mi madre, tras el que recibimos la confirmación de que los servicios sociales le habían concedido un gran número de ayudas por su condición de gran dependiente (de hecho murió tetrapléjica, con la función renal, cardíaca y hepática destruidas, y pese a ello cuando murió sólo tenía concedida la dependencia de nivel 1, que la imposibilitaba para recibir ayudas), Susana empezó a sentirse seriamente mal. Emocionalmente estaba muy tocada por ambas muertes y profundamente triste, aunque se esforzaba delante de mí para ocultarlo. Pero físicamente se comprobó que había algo más. Después de varias visitas al Clínic, se comprobó que sufría gripe A.

Lógicamente esos días, la familia se mantuvo completamente indiferente, tanto a su tristeza como a las amenazas que sufría su estado de salud, y no recuerdo en absoluto que ni en las sucesivas idasy venidas al hospital ni tampoco durante el efecto gravemente contraproducente que tuvo el recetado  Tamiflu en su organismo mostrasen el menor sentimiento ni preocupación por Susana.

La enfermedad la mantuvo en cama prácticamente un mes, con un estado de debilidad creciente y sobre todo con el inicio de una fase de tristeza creciente que parecía ir en aumento tanto por la enfermedad y el tumor que seguía amenazante, como por la posibilidad de tener que abandonar el piso, y porque no decirlo, por la indiferencia de sus hijos, en especial de su hija, con quien había mantenido pocos días antes la enésima bronca tratando de convencerla de que demandase a su hermana Clara Inés .

Ni que decir tiene que las sucesivas idas y venidas al hospital mostraron a una Susana crecientemente débil, triste aunque no lo aparentase y con una enfermedad que parecía ganar terreno de alguna manera.



Y la familia indiferente



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