lunes, 29 de agosto de 2022

Pisar Colombia? Ni a punta de pistola


No puedo evitar acabar la actual ronda de posts sobre mi esposa asesinada sin la reflexión que apunta esta conversación en Facebook

Ante una afirmación como 

"Si conocieras Colombia te encantaría y la mayoría de su gente es hermosa"

No puedo por menos que plantear lo siguiente:

Colombia es el país de los asesinos de mi esposa, los presuntos delincuentes denunciados Maria Carolina Durán Peña y Juan Pablo Durán Peña a los que hago y haré por siempre responsables de su muerte hace tres años. Y también y yo no lo olvido, el país de un entorno familiar de mi esposa, que colaboró de manera efectiva con su ejecución, después de haberse desentendido ostensiblemente de la evolución de su enfermedad, lo que incluye a sus hermanos, sobrinos  (campeones de la mala educación) y por supuesto sus falsas amigas. Todos ellos se pusieron de perfil ante su mariirio final porque todos ellos tenían en común su deseo de que mi esposa muriese

Colombia es el país en el que estoy explícitamente amenazado de muerte  por mi familia política, que el 29 de agosto de 2019 me comunicó en llamada telefónica grabada efectuada por la hermana borderline de Suana, Luz Angela Zeff, que , "por el odio que la familia me tenía desde el primer momento" habían dispuesto " guardias armados con órdenes de Maria Carolina Durán de pararme como sea" si yo viajaba a ese lugar para estar con mi esposa en sus últimos momentos de martirio a manos de su familia moralmente monstuosa.

Merecía este trato por esa familia malvada?

Seguro que esa familia moralmente inane y las moralmente inanes pseudo amigas de Susana estarían plenamente de acuerdo con que se me asesinase. Lo que yo hice salvando la vida de mi esposa cuatro años y medio de su enfermedad fue poner en evidencia que tanto hijos, como hermanos y falsas amigas , poner en evidencia el abandono que todos ellos habían dedicado a mi esposa en esos años. Por eso yo debía ser elimnado

Lo que quería decir la familia de Susana con esa afirmación de que tenían decidido "pararme como sea" lo pudo comprobar unos meses más tarde el abogado Javier Ordoñez, muerto brutalmente a golpes en plena calle, muy cerca de la casa donde mi esposa fue ejecutada.


Jamás habrá por cierto, legitimado por mi por supuesto como esposo, ningún punto de homenaje ni recuerdo a mi esposa en Colombia. Ese país nunca merecerá ningún tipo de recuerdo hacia ella después de como se comportaron, tanto sus familiares como personas de su entorno , especialmente después del insulto final que fue cuando se lanzaron al mar sus cenizas, sabiendo explícitamente que esa no era en absoluto su voluntad, para que así hasta después de muerta todas estas personas de su entorno ruin pudieran tener la morbosa satisfacción de escarnecer su voluntad

. Esos recuerdos estarán en Europa en varios puntos distintos del continente que la trató con mucho mayor respeto y consideración que Colombia, y ese recuerdo estará, porque no recordarlo, en el libro en su memoria ya editado en el que la verdad sobre su vida y su muerte quedan establecidas, y para que el mal no tenga la última palabra


Hace unas semanas, en el  último fin de semana de mayo se presentó en Barcelona un individuo próximo a esa familia, que me manifestó su estrambótica intención de "saludarme· eso sí a las tres de la madrugada, once horas después de su llegada. Que ocultó ese hecho? Mi hipótesis es que ocultó un acto de sicariato más que probable y que necesitaba la discreción de la madrugada para ser ejecutado. Que habría recibido yo si hubiese aceptado tratar con ese colombiano a las tres de la madrugada de ese domingo? Un saludo (?) o un disparo en la cabeza ? Creo que la respuesta es obvia

Yo no voy a cometer el gravísimo error que cometió el fiscal paraguayo Pecci, que creyó en su absoluta ingenuidad  que una ciudad tan extraordinariamente peligrosa y con tantos crímenes como Cartagena de Indias podía ser un lugar hermoso para su luna de miel. Un sicario le cosió a tiros delante de su esposa  embarazada y horrorizada. Allí entendió en el último instante de su vida lo que es Colombia realmente. A mi no me ocurrirá lo mismo

Por ello a partir de ahora por supuesto jamás pisaré Colombia pero tampoco voy a aceptar trato físico alguno personal con personas procedentes de Colombia, sean o no parte de lo que yo llamo el cártel de los Duran Peña. A cualquier colombiano lo consideraré un asesino en potencia, y cualquier acción que realice hacia mi la consideraré una acción de sicariato que deberá recibir la más contundente respuesta.

Susana se lo puso fácil a sus verdugos. Yo no se lo voy a poner tan  fácil


1) Existe alguna razón para pensar que mi esposa tenía un tumor activo en agosto 19 cuando fue secuestrada de Barcelona ?

NO.

La documentación médica indica claramente que el estado específicamente de mi esposa en esas fechas era equivalente al estado que tenía tras su última RM a finales de junio

2) Existe alguna prueba documental que demuestre que mi esposa realizó ese último viaje -en el que fue introducida ilegalmente en el país, presumiblemente tras ser sobornada la policía en la aduana- y tras serle vaciada su cuenta bancaria por su delincuente hijo, con la aprobación de su oncóloga, que en al menos tres ocasiones delante de mi (y de su hijo) prohibió categóricamente ese viaje por el peligro que suponía para su salud?

NO

3) Existe alguna prueba documental que demuestre que mi esposa realizó ese último viaje, verbalizando su aprobación al mismo?

NO

Si existen informes específicos de enfermería que indican que dado que el hospital NO tenía claro si mi esposa aceptaría o no ser secuestrada por su hijo , me llamaron varias veces para aclarar su situación

4) Existe alguna razón para que yo crea que fue tratada correctamente desde el punto de vista médico en Colombia?

NO

La única visita médica documentada en su anámnesis médica de su estancia colombiana fue NUEVE días después de su secuestro e introducción en el país (sin documentación legal por cierto) en la que una epidemióloga de la EPSS contratada por la familia llamada Dayana Merino Torres le diagnosticó un "resfriado común" como indica la documentación médica que dispongo. No recibió trato médico real alguno por su ACV sufrido el 16 de agosto. 

¿He de creer que mi esposa murió por un resfriado?

Por todo ello, defiendo explícitamente que mi esposa fue víctima de un presunto delito de homicidio con agravante de parricidio causado deliberadamente por sus hijos, los delincuentes Maria Carolina Durán Peña y Juan Pablo Durán Peña.

Esa es la única conclusión racional de lo sucedido y por ese hecho es absolutamente imposible que yo jamás, jamás jamás, acepte  pisar el país de los asesinos de mi esposa , y arriesgarme a una más que probable muerte por asesinato por ello

Comprendo que muchas personas del entorno de Susana,  entiendan que esa muerte, que para muchos de  ellos fue motivo, estoy seguro, de celebración yo debería celebrarla o jalearla. 

Pues no. Yo al menos tengo los principios morales que ellos no tienen y por ello no  dejo de formular dos consideraciones básicas:

1)    Matar está MAL
2) Matar a la propia madre es una monstruosidad injustificable

Que el entorno colombiano de Susana, hijos, hermanos y sobrinos, así como falsas amigas esto no lo  entiendan para mi no cambia nada

Por tanto ninguna consideración para que yo pise Colombia será jamás escuchada ni considerada.

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