viernes, 8 de noviembre de 2019

2016: Tres viajes a Colombia

Una de las causas de la sensación de remordimiento que tengo respecto a la muerte de Susana,  se debe a que no fui capaz de impedir o de hacerle entender que en su estado de enfermedad era completamente absurdo estar realizando constantes viajes a Colombia sin que su familia, que notoriamente sentía una asombosa indiferencia ante su salud le importase lo másmínimo forzarla a hacer unos esfuerzos tan disparatados

En 2016 realiza tres viajes, con un total de 52.000 kilómetros, sin contar los viajes interiores por el país que harían elevar esta cifra por encima de los 55.000 km.

El primero lo realiza en la primera semana de mayo , coincidiendo con el día de la madre en Colombia. Después de la más que traumática mala venta de su apartamento en Pals, y su mudanza más que problemática en la que se acabaron perdiendo gran cantidad de recuerdos muy queridos para ella. En este momento, prácticamente  no se habla con su hijo, que le ha comunicado que no quiere volver a ayudarla nunca más, (lo que precipitó la venta del apto) ya que en un primer momento no quiere entregarle miles de euros de esta venta "para que la familia  (de su esposa) le vea con mejores ojos" (!). En este momento me dice incluso que "si me pongo malita" no avise en ningún caso a ninguno de sus hijos, que "seguramente celebrarían una fiesta con su muerte", como me dijo a finales de abril de 2016 en el hotel Clipper de Pals... Pero este momento lo aprovecha en primera instancia su hija que aparentemente la invita a una estancia en Disneyland Florida, con sus hijos, contratando una aparatosa maratón de excursiones y salidas por el `parque. Por lo que me contó Susana, buena parte de los gastos los asumió ella de su bolsillo, aunque el viaje lo acabé pagando yo, ya que Juan Pablo, rabioso de celos aún , se limitó a hacerle la reserva del viaje y no la compra del billete, cuyo dinero tuve que poner yo.

Hasta el último instante ese viaje colgó de un hilo. Toda clase de discusiones en los días previos, con insultos incluidos culminaron la víspera con una bronca fenomenal entre madre e hija, por un motivo tan asombroso como absurdo. Susana le compró a su hija unas zapatillas náuticas (unos "tenis" como los llaman ellos) para andar por el parque. Ésta los consideró indignos de su categoría -zapatillas de pobres- y no sólo los rechazó sino que la llenó de insultos y descalificaciones por ello. Recuerdo muy bien ese día, en el que Susana, agotada por salir a bronca diaria con su hija, y sufrir graves dolores de cabeza, me dijo que no pensaba hacer ese viaje, ya que, con muy buen criterio, entendía que le sería perjudicial para su salud. Me alegré por ese insólito razonamiento, pero a la mañana siguiente, sorpresa. La manipuladora Maria Carolina obliga a llamar por teléfono a Susana a su  hija de cinco años para decirle que tiene muchas ganas de verla. Recuerdo que ésta saltó de la cama, hizo una maleta a las 7,45 de la mañana y media hora después ya estábamos en el taxi rumbo al aeropuerto

El viaje como supuse fue agotador para Susana que tuvo que pedir una silla de ruedas eléctrica para desplazarse por el parque. Básicamente su presencia se debía a que su hija necesitaba una muchacha de servir para controlar a sus descontrolados hijos, prácticamente ya claramente hiperactivos  y la abuela le salía más barata.

En sucesivas llamadas me reconoció su agotamiento, su incapacidad de estar constantemente vigilando y corriendo detrás de sus nietos, pero también le sorprendió la envergadura de las pataletas histéricas que tenía su nieta, que en no pocas ocasiones le faltó al respeto y le rompió todo lo que compró. Yo no pude evitar empezar a pensar si le salía a cuenta a su salud esos nietos.  En no pocas llamadas escuchaba a Maria Carolina gritar furiosamente a sus hijos, sospecho que también golpeándoles para dominarlos. Sospecho además que aquí, o en el siguiente viaje, porque así me lo dijo Susana, su hija le sacó parte de los 30.000 euros que sus hijos le sacaron por la venta del apartamento


Cuando regresa, Susana se pone apresuradamente a finalizar el libro "de Cara al Viento" ya que se le había metido en la cabeza obsequiárselo a su hija por su cumpleaños. El libro es una versión edulcorada de su enfermedad, en la que sin darse cuenta, Susana pone de manifiesto para mí varias cosas: El desentendimiento que su familia había tenido con ella desde 2009; el desdén con el que sus hermanos la trataron durante los primeros días de su enfermedad, con la única excepción de Arturo Peña, que fue el único que le permitió con el dinero que le envió entre enero y marzo 2015 poder comer, y que tuvo como consecuencia que Susana pidiese socorro a sus amigas para poder comer, ya que con lo que sus hijos le enviaban no tenía literalmente para nada. Su hermana Clara Inés, enterada de que pidiese socorro a sus compañeras de clase, lo comentó en el chat de sus hermanos, los "Cebollitos" y varios  de éstos, como Pablo Peña y Luz Ángela le negaron completamente la palabra, ofendidos por considerar que al pedir ayuda para poder comer, estaba "manchando" el apellido Peña.... 

El libro finaliza a tiempo para el cumpleaños de Maria Carolina, y ésta le plantea entonces por medio de insinuaciones o medias verdades, que quiere que su madre regrese a Colombia para  entregárselo. Su hermano se suma al chantaje emocional y le ofrece una estancia en el chiringuito de su esposa en Cartagena para celebrar allí el cumpleaños de madre e hija

Personalmente lo consideré una brutalidad por parte de estos  hijos. Obligar caprichosamente a una madre enferma a hacer 17.000 km en un mes y medio para mí era puro sadismo y crueldad, pero ningún argumento fue suficiente para mí para hacérselo entender. Estaban allí sus nietos y eso era lo único importante, y además sus hijos, que aunque se odiaban mutuamente profundamente, sobre todo él a ella (yo díría que ella a él le tiene un profundo desprecio) y ambos quisieron aparcar sus diferencias para una maquinación final, como Susana me confirmó al regreso, y fue sacarle otro buen montón de dinero de la venta del apartamento, única prioridad que tenían ambos hijos  y por la que estaban dispuestos a embaucar a su madre fingiendo afecto entre ellos lo que hiciera falta. Cuando regresó, me comentó con suma tristeza "me han sacado todo el dinero que han podido"

Salida del 9 de junio
De hecho por si no fuese bastante farsa, Maria Carolina, fingiendo estar llorosa llegó a pedirle a su madre que hiciese este viaje ya que había decidido iniciar los trámites de su divorcio con su marido Simón Vila. Otra mentira como un castillo

Susana en las fotos que me llegaron, aparece visiblemente cansada, sin protección para el sol, con frecuentes dolores de cabeza y con aspecto ya de estar seriamente enferma

No entiendo como lo permití, pero era evidente que Susana valoraba más su familía de ficción que la realidad que tenía con ella, y por supuesto más que su salud. 

Pero no sería el último viaje. En diciembre 16 ordenaron a su madre enferma que se presentase otra vez en Cartagena para "celebrar" la navidad con los nietos. Este era el argumento fundamental. Su hermana le prestó su apartamento en Santa Marta, donde habían vivido de jóvenes para allí celebrar la navidad, con un pesebre para sus nietos (que una vez más tuve que pagar yo)  pese a que Maria Carolina, coherente con su postura de no tener criterios morales ni éticos de ningún tipo le planteó  abiertamente a su madre que no quería darles la menor educación ni moral ni religiosa ("ya la escogerán ellos cuando sean grandes" decía), para desesperación de Susana

Salida del 8 de diciembre.
 Casi una maleta entera está
 compuesta por regalos de todo tipo que costaron
una fortuna y que
 no recibieron agradecimiento
alguno. ¿Todo por la familia?
EL viaje como era de esperar fue tan agotador como era previsible. El pesebre que preparó Susana para sus nietos no recibió atención alguna; supongo acabó en la basura y al día siguiente acabaron en Cartagena, donde estuvo con ellos ya sólo unas horas, ya que Maria Carolina quiso marcharse del lado de su madre a primeras horas del 25 de diciembre.

Me llamó ese día muy desconsolada por el trato recibido. Se dió cuenta que lo único que hicieron sus hijos fue  hacerla posar con sus nietos en fotografías de felicidad falsa e impostada y finalmente despedirse posiblemente para siempre. Me dijo que si hubiese pensado recibir este trato tan grosero no habría hecho el viaje.

Una vez más sus malos hijos la explotaron, simularon un afecto que no tenían hacia ella, y como me dijo Susana al regresar, "me han sacado todo el dinero que han podido"...





Diciembre 16. Vestida en pijama,
demacrada
, hinchada y sobre todo agotada

22 diciembre. Paseando bajo un sol abrasador con escasa protección en Cartagena

25 de diciembre. "Dientes, dientes"
La comedia de una falsa familia
 amorosa se ha consumado.
Poses postizas, sonrisas hipócritas
impostadas 
y mucho dinero de una madre enferma
a los bolsillos de sus hijos. 







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El balance del año para Susana en relación a su familia no podía ser más catastrófico. Sus hijos le habían sacado no menos de 10.000 euros, le habían obligado a hacer 52.000 km en avión y su salud y su futuro parecía tambalearse claramente por ello.

Por todo esto estoy TAN convencido que Susana murió no por el cáncer sino a causa del trato tan poco considerado con su enfermedad de  su familia

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