viernes, 8 de noviembre de 2019

Tibidabo 1 noviembre 16

Otra de las muchas salidas improvisadas que hicimos y que yo  quería sobre todo que se hiciesen para eludirle su tristeza y fue al parque de atracciones del Tibidabo, para hacerle subir a la noria, y al avión, pero sobre todo para que olvidase la tristeza que le invadía en estas fechas, no sólo por el fallecimiento de su madre sino también por el rencor que le hacían sentir sus hermanos y hermanas que nunca dejaron de culparla por esa muerte



Para Susana el día de difuntos era un día doblemente lúgubre, ya que por un lado  empezaban los días previos al aniversario traumático de su mamá, pero también por algún extraño motivo lo relacionaba con la muerte de su papá en 1965 y el inicio de su largo peiodo de orfandad afectiva



Aquí me di cuenta que esaba casi rozando el cansancio, lo que me preocupó pero al mismo tiempo fue la primera vez que quiso salir sin sus tradicionales turbantes para cubrirse las señales de la operación, prácticamente invisibles pero que ella llamaba "mis calvos"



Decía en voz baja: Que hermosa es esta ciudad






Un día muy muy hermoso , sencillo y a la vez inolvidable. En cierto modo me entristeció ver lo hermosa que podía ser la vida con Susana y lo amenazada que ésta estaba no sólo por la enfermedad sino por la verdadera enfermedad que la acechaba siempre que eran los condtanted líos de familia, que siempre le causaban mucho más mal que bien
Recuerdo que aquí me volvió a recordar la posibilidad de viajar a Colombia. A mí me seguía causando una gran prevención. No confiaba en absoluto en esa posibilidad y de hecho yo habría preferido que se cuidase un poco y no se forzase tanto con esos viajes, pero estaba claro que mendigar afecto a su familia colombiana era para ella mucho más importante que yo

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