sábado, 16 de noviembre de 2019

Abril 17

Durante este mes seguimos con la rutina de los tratamientos, cada vez más con la preocupación de que el Bevacizumab no parecía reducir claramente la dimensión del tumor. Mientras tanto, entre resonancia y resonancia y entre tratamiento y tratamiento seguíamos saliendo constantemente a todas partes, como si Susana quisiera engañar a la enfermedad como fuese.

La preocupación es creciente. De hecho en estos primeros días de abril, le apareció un gran e inquietante lunar en la espalda. Como siempre, su familia indiferente


Siguen los tratamientos. Los pinchazos son cada vez más difíciles





Celebrando cada nueva noticia
 médica en restaurante colombiano Macondo
. Aquí tomando un arroz sinuano
Su deterioro físico empieza a ser notable





















A principios de abril, se sumó a las vacaciones en Girona la hermana de Juanita, Camila 
Personalmente, por lo que me contó de ella, y el trato  muy poco considerado que tuvo con Susana ocho años antes durante los días finales de la vida de la mamá de Susana, me dejó bastante atónito el aparente entusiasmo con el que Camila recibió y saludó a su tía,. Yo desconfiaba muchisimo, y finalmente fue con razón. Susana llegó a ilusionarse con la presencia de otra sobrina  y hasta el último momento mantuvo la esperanza de que pudiese ejercer de tía con ella. Craso error. Camila llegó para estar de vacaciones  con su hermana, y ya no la volvimos a ver. Recuerdo que Susana incluso le escribió una de sus largas cartas ofreciéndole varias posibilidades para mostrarle la ciudad e incluso para llevarla a conocer Montserrat. No se molestó en responder.

Pocos días después tocó un viaje a Girona para asistir a un acto creo recordar que era para aceptar ser testigos de la boda de Marta Teixidor y su hoy marido Josep Maria. Marta era la amiga que rescató literalmente a Susana en diciembre 2014 del suelo de su apartamento cuando tuvo una grave crisis que la dejó postrada y paralizada de cintura para abajo. La historia está perfectamente contada en el libro "De Cara al Viento", y estoy convencido que es literalmente cierta, algo de lo que no estoy tan seguro respecto de las actuaciones de sus hijos en esas fechas



Al día siguiente, pese a su cansancio que era notorio, Susana quiso como muchos domingos por la mañana que fuésemos al Museo de la Indumentaria, en la Plaza de las Glorias, que mostraba la historia del vestido desde el inicio de los tiempos. Algo que hizo las delicias de su gusto por la ropa y la indumentaria


El descanso era ciertamente complicado en esos días, ya que teníamos dos obras simultáneas, una a la derecha de casa y otra a la izquierda, que nos despertaba indefectiblemente a las ocho de la mañana, con un ruido de mil demonios, se interrumpía a las ocho y media y volvía a arrancar a mediodía

EL 11 de abril de 2017, cenamos en nuestro restaurante, ahora -afortunadamente- cerrado, el Cent Onze de las Ramblas , en el Hotel Meridien.

Fue una hermosa velada. Susana se desvivía pese a su enfermedad por olvidarla y porque estuviésemos lo mejor posible. Yo no podía evitar sentir una creciente preocupación por desgracia por la salud de mi madre que era preocupante, y porque no decirlo, el absoluto desprecio que mostraban sus hijos por la situación de Susana. Para mí ahora es triste tener la sensación de que esas preocupaciones me empezaban a superar...


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El 12 de abril recuerdo que la bacanal de ruido fue mucho peor que nunca. Susana decidió ir al Servicio Estación, el gran almacén de ferretería del centro de la ciudad para comprar auriculares para obras. Estaba crecientemente tensa por la falta de sueño, y por la proximidad de la siguiente resonancia. Ambas situaciones me dejaban con la preocupación de no saber muy bien como solucionarlo



Aquel día se encontraba además ligeramente resfriada pero quiso que fuésemos a dar un paseo en las Golondrinas del Puerto, Un momento de relax muy sencillo, pero que obligó a usar los auriculares para protegerse los oídos del viento que aquella tarde era importante. Creo que nunca volvimos a hacer ese trayecto...



Cuando regresamos a casa me tenía reservado un pastel de cumpleaños.  Bueno, no fue exactamente una sorpresa, ya que yo lo fui a buscar, yo lo pagué y yo lo agradecí, pero me pareció delicioso. Curiosamente la pastelería en la que adquirí el pastel, donde yo compraba desde hacía treinta años tuvo que cerrar poco tiempo después. Una de las hermanas que lo regentaba, bastante joven, sufrió un problema de salud, al parecer muy grave, que dejó a su hermana demasiado tocada para seguir con el negocio, que hoy sigue cerrado


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